lunes, 8 de agosto de 2011

Sombras del Recuerdo


 Todos tenemos recuerdos; una imagen o idea del pasado plasmado hoy, simplemente en nuestra mente.

Alguna vez has sentido tener el recuerdo, de haber hecho algo, que jamás hayas hecho realmente algo que comúnmente llamamos deyabú. Como explicas eso entonces; tal vez los sueños sean la explicación más clara para poder salir del tema rápidamente; sin temor a equivocarme les diré, que es por esa actitud que no puedes llegar a ver toda la gran verdad, la extensa y oscura verdad.
Estoy seguro de que todos hemos oído hablar por doquier, sobre religiones que tienen el dogma, de que después de muertos nuestra alma reencarna en otro cuerpo y, así sucede hasta la eternidad.
Bueno; por experiencia propia, plasmada en este escrito, con toda seguridad, puedo afirmarles y jurarles que eso es falso; el alma no existe, es falsa, es un simple dogma, religiosos, los cuales buscaban creer en algo por una necesidad extraña; pero algo innegable, es la existencia de la reencarnación; pero a diferencia, de esos cuentos fantásticos, lo que verdaderamente reencarna; son los pensamientos; los recuerdos.

Claro que todo es transmitido de una manera tan sutil, que nadie llega a comprenderla y solo es visualizada, como un extraño sueño, en donde descuartizas a alguien; o por el contrario te asesinan a disparos; si solo un sueño, te dices cada noche para calmarte; pero no, ahora te digo, que todos esos sueños, no son mas, que un vago y alejado recuerdo de tus vidas pasadas; armoniosos y hermosos recuerdos de un artista, los suculentos recuerdos de un chef; y hasta los crueles y tormentosos recuerdos de un asesino. Tu, contemplando tu muerte puede ser una de las más duras y difíciles de soportar. Pero estas oscuras y largas sombras, no solo se limitan a nuestro pensamiento ya que los mismos conllevan a acciones.

Nadie fuera de sus sueños, ha podido ver los recuerdos más antiguos de sus pres encarnaciones, pero aunque no te enteres del destino que te espera, siempre será el mismo para toda tu cadena de encarnación.

Limitadas son, las personas que saben todos esos recuerdos de sus pres encarnaciones. Son los habitantes de un antiguo y alejado pueblo en Grecia; que aun estaban apegados a sus antiguas costumbres religiosas; costumbres o practicas que hoy llamaríamos paganas o pecaminosas.
Una navegación en todo lo que llamamos alma, una excavación hacia los rincones más retirados y oscuros de nuestra alma, era y aun es uno de sus rituales más sagrados; pero, peligrosos, si no sabes cómo manejar la situación que se te presenta. Y justamente ese fue mi caso.

Apenas y había llegado al pueblo de Atenas en Grecia, hogar de muchos y antiguos cultos; pero eso no era lo que buscaba; el verdadero lugar que mi alma exploradora, ansiaba ver y sentir, era uno de los templos de culto mas escasos por no decir único; además por el mundo de misterio que les rodeaba, tanto en el mundo antiguo, como el actual. El hades, formaba un revuelo en mi corazón; un revuelo como tratándose de una llamarada, encendiendo en mi un deseo ferviente de encontrar el gran y misterioso hades, a pesar de todas las advertencias, encontradas en jeroglíficos y manuscritos antiguos, donde representados, se expresan, los pensamientos de un dios confinado en las ardientes profundidades de un infierno, donde el domina sobre las almas castigadas que allí sufren; pero más que asustarme o sorprenderme, estas advertencias acrecentaban en mi interior, una esperanza ardiente, pero aun así no deja de ser extraña, de llegar a ese templo con la mayor brevedad. Era simplemente un deseo guiado por la pasión de mi trabajo; o mi débil alma estaba cayendo bajo la merced de un cruel destino.

Dos fueron los días que tuvieron que pasar para llegar al pueblo de hades; bueno si así se le puede llamar ya que todo era un gran templo que cuyas calles o pasillos vacios, solo resaltaban el blanco mármol del que estaba formado, y a su vez un penumbra; penumbra digna de los bordes de un infierno llamado Hades.
A pesar de su notable ausencia de población, no parecía para nada deteriorada; como si estuviéramos en una ciudad recién hecha, con todos sus edificios relucientes, en especial y como mayor resaltante de todo el panorama se encontraba un gran Partenón, o un recinto de adoración gigantesca; me acerque más en la soledad de esa temprana noche, y note detalles que no había visto antes; y a la distancia que me encontraba entonces, era algo no muy difícil de ignorar; en mármol negro se encontraba ahí, al frente del templo, una estatua de un hombre; más bien una bestia, llevando por una correa a un perro; un gigantesco y horrible perro de tres cabezas. En ese momento, de tensión tan enorme, creada por la imagen tan horrorosa y el silencio imperturbable; solo el sonido de unas acalladas voces en el interior del templo, me sacaron de un transe que me tenia atado, prácticamente inmóvil. Comencé a caminar siguiendo las voces que me guiaban hacia los confines del recinto.

Mi vista solo fue complacida al ver a 9 hombre con túnicas totalmente negras en círculo, practicando algún tipo de ritual; y mis oídos solo se complacieron, al oír de sus bocas los siguiente; “Oh, hades dios de las almas, en sufrimiento permanente, hades dios de un infierno ferviente danos la sabiduría de nuestras pre encarnaciones; aunque eso nos cueste el alma”. Dicho esto el centro del templo, se empezó a abrir; como las mismísimas puertas del infierno, de donde brotaban, sombras y tras de sí una gran llamarada con tonalidades azules y negras, un gran terremoto sacudió el lugar, y una oscuridad casi total se había formado, gracias, a las oscuras llamas del centro; caí desmayado ya que una extraña sensación invadió mi cuerpo y mi interior.

Estaba empezando a despertar, pero aun adormilado; tuve la sensación, de que me levantaban, me movían! Que sucedía pasaba por mi mente; y lo inesperado sucedió; no sentí más que el vacio, y un penetrant3e olor a azufre; no sé cómo explicarles, ya que ni yo mismo logro explicarle a mi alma, no sentí la impresionante caída que debía suponerse.

Solo recuerdo el haber despertado en medio de tinieblas, y nubes de azufre puro fácilmente identificable por su ininconfundible olor; pero por alguna razón; quizás ya me había acostumbrado al olor, ya que ni molesto ni toxico se hizo para mí este gas. Vague sin rumbo alguno, en cualquier dirección, con el simple afán de encontrar la salida; calcularía un par de horas caminando y no encontré más que pasillos cavernosos, para nada húmedos, es más un calor infernal se apoderaba del lugar; hasta que llegue, a un gran abismo, cuyos rededores eran muy resaltantes a la oscuridad abismal del fondo; almas, personas, hombres y mujeres, con rostros totalmente, espectrales, cadavéricos y agonizantes; cumpliendo con algún tipo de castigo; unos arrastraban grandes rocas, en colinas empinadas; otros en una mesa gigantesca siendo torturados, mientras se les arranca parte por parte; extremidad por extremidad; y sus gritos retumbaban en toda la extensión de ese maldito abismo.

Continúe por un pequeño sendero, a bordeados de la pared; un paso en falso y un maldito destino me esperaría. Dos días caminando en espiral, encontrando en mi camino almas en pena confinados en un infierno lleno de sufrimiento; sufrimiento, que al parecer yo buscaba también, ya que el cansancio me estaba ganando la batalla; pero cuando estaba a punto de desplomarme, alcance un pasillo como el anterior, donde me deje caer.
En mis sueños, recuerdos encendidos de mis ansiosas pre encarnaciones se presentaron; al parecer, el estar en ese lugar las agitaba; fuertes imágenes, de asesinatos, genocidios, torturas pasaron de una manera acelerada a pesar de su gran velocidad puede identificar las caras, el increíble detalle de la sangre, los órganos; las desmembraciones y mi imagen como autor de todos aquellos actos; el último cuadro que taladro mi mente; más que por ser perturbador sino, porque sorpresivamente Salí de mis sueños, dejando mis sueños y recuerdos sin conclusión y a mi alma taladrándome en busca de respuestas, pero ninguna seria encontrada en ese momento. Cuál fue mi sorpresa que al abrir los ojos, note que estaba encadenado en una simulada silla de piedra, pero para alimentar y acrecentar el temor de mis adentros; al frente de mi, se encontraban tres personajes que con cuyos ojos; oh! Vaya taladrantes ojos; ojos tan penetrantes y directos solo dignos; del juez divino, o de un demonio juzgando almas en sufrimiento; no dudaba que el anciano del centro, era el dios que controlaba, todo este infierno; si hades sin duda era él; pero quienes eran, o mejor que eran, ese par de criaturas; uno de ellos un criatura gigante, parecía un gran hombre lobo, muy corpulento con sus fauces y pelaje, aun impregnado de sangre; sangre que aun estaba fresca, como si no hace mucho hubiera tomado su ración de carne humana. Y la otra con cuernos de carnero, pezuñas de caballo, con unos grandes dientes que sobresalían de su boca; y sus ojos, grandes vacios, rojos en su totalidad, un rojo que se asemejaba a la sangre, de forma tal que parecía que mientras más los veía creía ver chorros de sangre no solo en el sino en toda la habitación, por fin hades decidió apiadarse de mi alma, rompiendo el silencio.
“Algo me dice la razón que te trae aquí, tu alma inquieta, quiere explorar, los oscuros recuerdos de tus pre encarnaciones; y estoy seguro de que fuiste capaz de perturbarme con tu pútrida presencia, seguro que serias capaz de vender tu alma, como otros antes que tu lo hicieron; pero en muestra de mi piedad, solo tendrás que encontrar la salida; y ahora, retírate de mi presencia” dijo el dios; antes de que sus dos horrorosos acompañantes, me sacaran a rastras, a una habitación contigua llena con el umbral de la oscuridad.
Una confusión lleno por completo mi miente; no sabía a dónde ir; pero decidí caminar, y pronto me di cuenta de que yo me encontraba en un pasillo estrecho, de unos 2 pasos de ancho, además que las paredes tenían una gran peculiaridad; cubiertas con un liquido espeso completamente asqueroso; siendo de esa manera camine, de manera presurosa pero cuidadosa; con el afán de no tocar el horrible liquido de las paredes; camine, camine y camine mientras a cada paso, no encontraba más que recuerdos, todos esos recuerdos dejados en el olvido han vuelto a mi cabeza; asesinatos, homicidios, relaciones, familia, recuerdos tan íntimos , que paso a paso se iban desentrañando; llegue a un estilo de desnivel, como si de una escalera se tratara; al pisar el primer escalón, de la nada las luces aparecieron en las lejanías, alumbrando tomo mi camino, deseos de ver hacia atrás, y en contraposición mi mente me decía a fritos que no lo hiciera, o si no graves consecuencias ocurrirían; pero algo que me atormento en especial con mi hematofobia presente; era el saber que era aquel liquido extraño, era nada más que sangre y yo estaba cubierto de esa sangre; no module palabras solo un grito de terror, pavor y fobia; posteriormente me despoje de mis prendas y quite todo rastro de sangre de mi cuerpo. Corrí hacia arriba en la escalera sin detenerme, a medida luz se hacía más clara, en las paredes se veían ahí plasmados una serie desgravados, donde se expresan o se representan a una serie de sombras siguiendo a alguien, hasta que lo matan, esta escena se repite una y otra vez; aun así continúe subiendo, solo faltaban dos escalones y la preocupación me invadió, sin más que hacer satisfage mi curiosidad inquieta, me voltee, de repente todas las luces se iban apagando y del fondo de la gran escalera, venían miles de sombras; si venían por mí, a matarme, a quitarme mi alma. Pero no; yo soy más fuerte que eso y alcance a cruzar el portal que unía la tierra y el infierno.
Ahora tengo todo lo que anhelaba; conoce el hades, tengo todos los recuerdos mis pre encarnaciones; claro, no podía esperar obtener todo eso sin un precio; y el precio fue bastante grande. Ahora, sombras me persiguen, sombras del recuerdo, que me golpean y me aturden y no me dejan vivir tranquilo; sombras que no solo están ahí presente, me persiguen, me agobian, me matan; quieren cumplir mi destino, el mismo que mis pre encarnaciones tuvieron; ahora no tuve más alternativa que alargar un poco el tiempo y prolongar mi destino, para poder escribirles esto.

Y ya no tengo más que prolongar, así que las sombras del recuerdos, enviadas por hades, podrán hacer con mi alma lo que quieran. No hay marcha atrás, las sombras me rodean, y me arrancan la carne, empiezan a castigarme igual que a mis pre encarnaciones.

1 comentario:

  1. Es magnífica tu historia.
    Pero....
    Hay errores ortográficos.
    Leelo tu texto y verás los errores.

    Saludos.

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