jueves, 24 de noviembre de 2011

Nightmarestories corporaciones II: Dulces Sueños


Con la Honestidad y Claridad que identifican fácilmente, cada rincón de mi ser, empezare de una forma u otra a contarle, señor juez que está a punto de condenarme, bajo cargos totalmente absurdos, ya que según el testimonio propio que daré a continuación se probara muy claramente mi inocencia; ya sabrá usted que lo que le digo son más que palabras, ciertamente en aquella ocasión me encontraba poseído, poseído por un demonio, si eso es lo que era un demonio, metamórfico el cual me enloquecía pero es mejor que no de rodeos.
Era una noche lúgubre, y tenebrosa cuando, montado en mi caballo, iba yo cabalgando a paso lento, mientras disfrutaba del paisaje, disfrutaba de la nada; ya me estaba aproximando a aquel pueblo, es pueblo cuyo nombre, yo, y todos desconocíamos, si ese pueblo maldito que no se puede nombrar, y mucho menos se pueden pisar sus tierras; pero no podía evitarlo, eran unos terribles nervios, un maldito presentimiento acompañado de una presencia, que me seguía paso a paso mientras cabalgaba a mi caballo, indeciso de si o si no, pero aun si poder hacer nada. Ya yo me encontraba a las entradas de este, pueblo muerto, como pude contemplar, en su ambiente completamente, tétrico, donde la mayor parte de mi vista era acaparada por, un color negro interminable, a excepción de unos pocas maravillas amarillas de Edison que a pesar de estar rotas, iluminaban cual viva señal, un sendero, un gris sendero, solo decorado por un pequeño rastro de liquido rojo, típico rastro que dejan las victimas de ciertos facinerosos; castigadlos Dios, castigadlos, me dije mientras, continuaba con mi camino, y como retumbar del cielo a los pasos de mi caballo, truenos, sin rayos, y agua sin lluvia,  ya sabía yo que era una mala señal a la cual atención no le cuide.
En medio de la noche, en medio del silencio solo interrumpido por el bullicio que provocaba en mi cabeza, ese ente que se aproximaba tras de mi, viéndome observándome y analizándome, yo solo podía seguir, continuar, mientras sentía como me observaba, quemándome y perforándome con esos ojos que no podía ver, con esas manos que no podía sentir, ya que solo lastimaban mi alma y mi ser. Ya cansado de aquella presencia, baje con paso apresurado de mi caballo y entrando a la primera casa, que se cruzo por mi vista, pero ya era demasiado tarde, eso me alcanzo y me poseyó, creo yo, aclaro, ya que hay me desmalle.
Ya de día era, cuando me desperté, y contemple sorprendido, que las dimensiones de la casa no eran como me las había imaginado, no parecía ser siquiera, esa antigua casa fea, que había visto, aunque sea por unos segundos antes de entrar. Decidí aventurarme a explorar el lugar, para ver que secretos, se ocultaban; todo transcurría en silencio, caminando yo como una sombra por el lugar, cuando algo verdaderamente me saco de lugar, escuche voces, voces y pasos que muy cerca de mí se encontraban, eran unas voces de mujeres, pero aun así no eran las voces, sino el porqué estaban ahí en ese lugar en ese momento, ese pueblo que había sido dominado por demonios, y tal vez eran esos mismo los que querían jugar con migo;  pero empujado por mi alma inquieta, llena de sed por saber que misterio se ocultaba; decidí seguir las angelicales voces, que me llevaron al balcón del caserón. Y ahí en ese mismo instante contemple a dos adorables criaturas llenas de juventud, una visión angelical  de una muy hermosa dama, rubia, a la cual la luz la rodeaba formando en ella un encanto; y a la otra más bien de porte gitano y serio, mientras que a ella un halo de oscuridad la arropaba, y contrastaba con el de su amiga, decidí a acercarme, claramente una acción imprudente, pero tenía que averiguar qué pasaba; paso a paso que daba por el largo balcón, se fueron haciendo más tenebrosos uno a uno, que yo iba dando, el ambiente, más oscuro se tornaba, aunque el sol sobre nuestras cabezas estaba, mas frio se sentía, aunque en medio de verano nos encontráramos; hasta que de pronto aquella muchacha se desplomo, justo cuando estaba lo suficientemente para retenerla en mis brazos, mientras mis ojos veían sorprendidos, a aquella del porte gitano; viéndome sin ninguna sospecha de nerviosismo, esos ojos tan directos tan cortantes como la más afilada de las navajas, me perforaban cada rincón del alma y el cuerpo, y viéndola creía que estaba volviéndome loco, su cara deformada, cada vez más fea pareciéndose a la de un demonio, en ese momento no se que me sucedió, que salte al vacio, algo durante ese instante me poseyó, y caí, fue la caída mas larga; cuando a punto de tocar el suelo estaba, este se desmorono, y caí mas y mas sin encontrar un fondo. Pareciera que no iba a acabar nunca, hasta que con un gran grito que salió de lo más profundo de mi pecho, me desperté, mientras tirado estaba en medio de las sombras de un sótano, en la cual la penumbra relucía y la luz oscurecía.
En esos momentos, si que verdaderamente no entendía nada; desde que mis ojos abiertos se encontraban, pude contemplar en medio de la oscuridad de un sótano, eso es claramente imposible para un hombre, pude contemplar además, mi inferioridad en tamaño, con respecto a otras cosas, creo que eso ya era motivo suficiente para morir de miedo, pero no solo eso era lo que pasaba, casi me da un ataque al corazón, cuando descubrí mi condición momentánea de cuadrúpedo; solo salí corriendo, para tratar de dejar mis nervios atrás de mi; velozmente subí por las escaleras, hasta que unos brazos me recibieron, ignorando toda la agilidad, aquel ser extraño me tomo, y con una ira intensa, ato una soga alrededor de mi cuello; pensaba, porque, porque lo haces yo no he hecho nada, maldito hombre o demonio porque disfrutas con mi sufrimiento; mas mis suplicas no eran entendible, solo eran grandes maullidos, que salían a cada instante de mi boca, pero no alcanzo suplica, ni arrebato de locura, porque termine por el cuello y la soga en un árbol; larga fue mi agonía, horas y horas, dure luchando, con el dolor en mi garganta, y en mi pecho, preguntándome a cada instante porque no puedo morir ya, hasta que mis ojos se encontraron, y el dolor no se sintió mas; solo una lagrima en mi peludo rostro. Me sentí dormir; no pudiendo hacer más, bajo esa sensación me deje arropar.
Ocurrió, de nuevo, volví a abrir los ojos; empiezo a sospechar que esos no son más que sueños demasiados realistas, dolorosos; tal vez este lo sea, así que le seguiré la corriente a ver qué pasa, me dije en ese momento; absolutamente había perdido el control total de todas las extremidades de mi cuerpo, mis pulmones se sienten devastados, y mi cerebro y cabeza están a punto de estallar; me veo rodeado varias personas, tienen un porte serio, pero que a la vez inspira confianza, parecen ser doctores, dije para mis adentros. Cuando salió de mi boca, “que me pasa”; todos voltearon con gran sorpresa, y empezaron a murmurarse cosas, solo llegue a escuchar parte de la conversación.
ü  Cuanto le Queda al señor Valdemar
ü  No mucho lastimosamente, Solo le daré hasta las doce.
ü  Bueno faltan 4 horas, usted cree que el doctor, P…; llegue.
ü  Ha de llegar, si quiere conseguir su experimento.
En ese mismo instante, irrumpió en la puerta, un hombre joven, que por alguna razón me inspiro gran confianza, no sé que me ocurría, pero estaba dispuesto a cooperar, tal vez me quería ayudar.
Podemos empezar, dijo este, que me imagino que será el doctor P…; empezó a hacer movimientos extraños, con las manos, supongo que trataba de hacerme entrar en un trance hipnótico, y resulto muy bien; ya que caí en un sueño profundo, pero no igual que los otros, esta vez no había nuevo despertar, solo tranquilidad y paz. A las doce calcularía yo; me había despertado de tal longevo sueño, me fuera de mi, ya había muerto, o al menos el cuerpo que había habitado; en ese estado no me puede mover por ni por días, ni por semanas, pasaron siete meses; en el cual contemple como trataban de despertar el cuerpo, y en un instante se convertía en una masa liquida, algo nunca antes visto por mí.

Ya tenía cuerpo nuevamente, un cuerpo de hombre no habían mas sorpresas esta vez, podría ser esto verdad, o al menos algo maravilloso; me encontré con una mujer muy hermosa parecía ser mi esposa, lo supuse por lo confiada que exponía su desnudez ante mi; esto era otro sueño, pero me agradaba; yo era un alcohólico, y un arrogante a más no poder, la ira se apoderaba de mi como un demonio y el alcohol aumentaba su poder; mi mujer, un día de esos, me pidió ayuda con unos leños, por lo que había que bajar al sótano, íbamos bajando, hasta que ese maldito gato, el cual era mi portador anteriormente, casi me hace caer por las escaleras; en esos momentos mi furia fue tal que tome un hacha, y la blandí sin más objetivo que el gato, pero mi furia me cegó, el hacha callo en cabeza de mi amada; en ese instante caí desmayado. Cuando desperté, fui llevado ante usted, para “rendir cuentas a la justicia”.
 
Lo ve señor juez, lo comprende usted en este instante, las circunstancias que se dieron, el maldito demonio que me cegó y engaño, esas muertes de la que me acusan no son mi responsabilidad; ya lo ve no soy un psicópata, es solo ese maldito que me quiere enloquecer encerrándome en un mundo de sueños.
ü  Sabes que te creo
ü  E… en serio señor me cree, no cree que estoy loco
ü  Claro que le creo, porque yo sé exactamente quién es ese demonio.
ü  O, no me diga que usted también lo afecto, también lo quiere volver loco!

ü  Claro que no; ese demonio, soy yo. Y este solo es el principio, bajo mi poder estas ahora; DULCES SUEÑOS.

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